En el primer bimestre del año los salarios pierden frente a la inflación del país

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La pérdida frente al alza del costo de vida es previa a los acuerdos parita­rios, los que comienzan a cerrarse para el segundo semestre.

Los salarios registraron en febrero pasado un aumen­to del 3,1% por debajo de la inflación del mes, y en el pri­mer bimestre del año se ubi­caron en 1,8 puntos porcen­tuales por debajo de la suba de precios minoristas de ese período, informó el Indec.

En febrero la mejora en las remuneraciones se ubicó en 1,6 porcentuales por debajo de la inflación de ese mes, que fue del 4,7%, indica el Índice de Precios al Consu­midor que difundió el orga­nismo.

En el primer bimestre el nivel general de remune­raciones mejoró un 7,0%, frente a una inflación del 8,8% registrada desde di­ciembre.

La pérdida de los salarios frente al alza del costo de vida es previa a los acuer­dos paritarios que se vienen cerrando con pautas de au­mento promedio del 50%, que entrarán en vigencia en el segundo trimestre del año.

En los últimos doce meses la mejora salarial promedio iguala el avance de los pre­cios minoristas.

Mientras, que el 2,2% en el de los trabajadores informa­les de la economía, todos por debajo del aumento del costo de vida. s

LOS SALARIOS ESTÁN POR DEBAJO DE LA EVOLUCIÓN DE LOS PRECIOS. 

La situación económica y social con la que convive hoy la República Argentina es desoladora. Pobreza y miseria en cada rincón del país, inversiones con empleo de calidad que no llegan y un permanente es­paldarazo al mundo son solo algunas de las cuestiones que definen hoy nuestros días. Lo preocupante es la sensación que sobre­vuela en cada uno de nosotros, que indica que el gobierno está muy alejado de lograr comprender lo que pasa en la Argentina. Todos relatan una realidad inexistente. En­tre el Presidente de la Nación y la vocera presidencial se turnan para describirnos una situación social y económica que no existe. Pretenden que creamos que Argen­tina se encuentra en su mejor momento.

Es difícil entender que quienes nos go­biernan hace más de dos años y medio no puedan tener una lectura correcta de los índices más elementales: 40,7% de pobres (a diciembre de 2021, hoy ese número se­guramente se haya visto afectado aún más por los efectos devastadores de la escalada inflacionaria), inflación sin control, falta de inversiones, complicaciones en las impor­taciones por la falta de dólares y un futuro que parece no verse con claridad son cues­tiones que no llegan a la retina del oficia­lismo.

Los planes que implican dinero en el bol­sillo de la gente quedan anticuados ante una inflación que no da respiro y ante una sociedad que comenzó a comprender que la máquina de hacer billetes en poder del Estado no imprime más que papeles de co­lores que lejos están de significar riqueza o desarrollo. El “volver a encender la pa­rrilla”, “les vamos a llenar la heladera” y el “20% de aumento a los jubilados” serán frases que ya servirán. Las promesas polí­ticas tendrán a partir de estos tiempos que corren que estar acompañadas de explica­ciones y planes. Se terminaron las prome­sas vacías. La sociedad pedirá, esta vez, algo más que simples palabras.