Un Monumental “vacío” de goles

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Se escuchan gritos, órdenes, quejas, aliento, reproches, pedidos, el silbato del juez, los entrenadores… Se escucha todo en el Monumental, menos lo que miles de hinchas esperan: el grito de gol. Y eso que River, a puertas cerradas, dispuso de varias chances para quebrar la resistencia de Ignacio González. También, hay que aceptarlo, lo salvó Armani.

En un contexto difícil, porque cualquier jugador está acostumbrado a jugar con gente, a River le costó hacer pie. De todas formas, pudo hilvanar juego y acciones de peligro a partir de la conducción de Ignacio Fernández. Como una especie de enganche (un intermitente Juanfer Quintero jugó por la derecha), Nacho resultó determinante pero falló en la definición más que nada en la que tiró por arriba en el primer tiempo. Porque después, el arquero rival le sacó otra de manera milagrosa.

Sin brillar ni mucho menos, y ante un rival duro y que se le plantó para jugarle de igual a igual, River pudo ganarlo tranquilamente. Pero como Nacho, Pratto no acertó, Borré mantuvo su sequía, Ferreira y Scocco no acertaron de media distancia y el juez venezolano pudo darle dos penales: la mano de Farías fue adentro del área y la cobró afuera y el cruce entre Ignacio González y Matías Suárez fue limítrofe.

Con Gallardo en un palco (cumplió la sanción de Conmebol), los cambios buscaron una reacción: primero con Ferreira y Suárez por Quintero y Pratto y enseguida con el agregado de Scocco por Ponzio. Por momentos lo acorraló a Palestino, que se la ingenió para sacar algunas manos y poner en peligro a Armani, un Armani que sacó todo lo que le tiraron.

Con dos fechas jugadas, River sumó dos empates y visitará a Inter (post parate por fecha FIFA) a cuatro puntos de los brasileños. Una posición para ocuparse y estar alerta, con la guardia más alta que nunca